Número: 097 |
22 de Agosto de 2007 |
ABORDAN ESPECIALISTAS EN SEMINARIO INTERNACIONAL
ALTO COSTO DE LAS CAMPAÑAS ELECTORALES
En el marco del Seminario Internacional sobre Reforma Electoral, organizado por el Instituto Federal Electoral (IFE) expertos nacionales e internacionales intercambiaron puntos de vista sobre las propuestas ciudadanas para abaratar el costo de las campañas electorales, regular el contenido de los mensajes de los candidatos y propiciar una competencia más equitativa además de que los cambios a la ley electoral deben reflejar las nuevas realidades históricas y estructurales.
Raymundo Riva Palacio, del periódico El Universal; Raúl Trejo Delarbre, de la UNAM; Leo Zuckermann, del CIDE; Ulises Beltrán, de la empresa encuestadora BGC, y Laurence Whitehead, de la Universidad de Oxford, abordaron el alto costo de las campañas electorales y reflexionaron sobre la utilidad de las campañas negativas; el binomio poder-dinero y las condiciones de equidad en el acceso de los partidos políticos a los medios de comunicación.
Raymundo Riva Palacio planteó que los gastos no contabilizados de las campañas electorales y la falta de un marco regulatorio de los contenidos son una perversión democrática que, ante el vacío legal, sólo deja espacio a la denuncia moral, por lo que se requiere una reforma que modifique la relación de los medios con la política.
Propuso que se termine la contratación directa de publicidad que realizan los partidos políticos en medios electrónicos para transparentar su relación y se distribuyan los tiempos oficiales de manera equitativa, además de prohibir la difusión de las obras de gobierno en las campañas electorales.
Por su parte, el académico de la UNAM, Raúl Trejo Delarbre, aseveró que el gasto excesivo de las campañas electorales se ha convertido en uno de los problemas torales de la democracia mexicana. El dispendio de los partidos políticos –afirmó- ha multiplicado las condiciones de inequidad y distorsionado la competencia política. De ese gasto excesivo, dijo, no se ha beneficiado la sociedad, sino las empresas de radio y televisión.
Durante su intervención, dio a conocer que en la campaña electoral de 2006 los partidos políticos gastaron 3 mil 511 millones de pesos, de los cuales mil 971.5 millones fueron destinados a comprar espacios en radio y televisión. Esta supeditación de los partidos políticos a los medios, añadió, puede cancelarse con la utilización de los tiempos oficiales, medida que traería, además de la reducción en el costo de las campañas, ventajas como que los candidatos dejarían de ser clientes para convertirse en interlocutores de los medios; la radio y la televisión trabajarían con mayor transparencia y desaparecerían las fuentes de financiamiento ilícito.
En su turno, el catedrático del CIDE, Leo Zuckermann, se pronunció a favor de no regular las campañas negativas, ya que, explicó, son positivas porque informan al electorado con más elementos de veracidad que las de índole positiva. Descartó que estas campañas polaricen al electorado y abundó que si éstas existen es porque, previamente, la sociedad se ha dividido. Al considerar que la difusión de mensajes negativos es un recurso para cuestionar a los gobernantes corruptos, Zuckermann planteó el riesgo de censurar los contenidos de la propaganda, proceso que –dijo- se sabe dónde inicia, pero no a dónde nos puede llevar.
Por su parte, Ulises Beltrán, Director de la empresa encuestadora BGC, Ulises Beltrán y Asociados, consideró no viable la conveniencia de utilizar los tiempos oficiales para la difusión de las campañas electorales porque se limitaría a una élite el derecho a estar informado y planteó que es preferible que los partidos políticos devuelvan en dinero público que reciben en información y no en gastos internos para la compra de votos del electorado.
Al no coincidir que la publicidad política trivialice la democracia, Ulises Beltrán dijo que una muestra realizada por su empresa demostró que el 80 por ciento del electorado consideró la propaganda de 2006 como propositiva y que la información de ataques también es valiosa en una democracia porque hace posible conocer tanto las cualidades como las características negativas de los candidatos.
El investigador de la Universidad de Oxford, Laurence Whitehead coincidió con los académicos que le antecedieron en que los cambios a la ley electoral deben realizarse por consenso y tomando en consideración las nuevas realidades estructurales e históricas.